Aire sin permiso

Llegó con las manos vacías y el alma limpia.

Iba tan ligero de equipaje, que ni siquiera el sufrimiento acabado de pasar le pesaba ya.

Dejó atrás el ahogo, la miseria humana, muchos por qués y casi ninguna respuesta.

Estaba orgulloso de haber tomado aire sin pedir permiso por primera vez.

Todo empezaba. Todo había acabado.

Menos es más, siempre.



Comentarios

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Popular

La niña bonita

Galletas rellenas

He aprendido

Mis armas

Once primaveras