La mirada

Marzo se iba. Nos decía adiós con un sol más que radiante.

La red quedaba atrás. Por fin, tocaban confesiones en entorno real. 

Por la calle bajaba, puede que nerviosa, no lo sé. 

En el plano corto, llegó la primera mirada, la de verdad, la única que vale. Era pícara, pero también limpia y honesta, con una pizca de dolor. 

Sus ojos color Coca-Cola, jugaban con los míos. Ella ganó y me tuve que desprender de mis Ray-Ban. 1-0, pensé. 

Yo jugaba fuera de casa, pero por poco tiempo. 



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