La celda 211

'Hola, machote. ¿Qué tal?' - le dije.

'Bien.', me respondió.

Dos besos en la cabeza y una caricia en el pelo para descolocárselo un poquito. Eso ha sido todo.

Era un encuentro casual en su primer permiso tras siete meses y un día cumpliendo pena. No era razonable forzar más la situación.

Tras 211 largos días, hoy estoy un poco más contento. Hoy mi ilusión está un poco mejor.

Seguro que ha visto que el que espera fuera, ha ido a su encuentro y sigue siendo el mismo.

Sin reproches. Por experiencia sé que no todo el que cumple condena es culpable.

Te quiero con toda mi alma.



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